sábado, 11 de febrero de 2012

Ir por lana...

Me lo habían cantado muy claro: iban a dejar la ciudad pronto y sólo iban a llevar el equipaje necesario para el viaje... y yo no estaba considerado, de momento, como equipaje necesario.

Mis "habilidades" para "procurar" artículos escasos les eran conocidas pero, para mi desgracia, también sabían de ciertas características de mi personalidad que me hacían un elemento "poco deseable" para no decir derechamente prescindible.

Así que me ofrecieron un trato: si "conseguía" medicamentos de la farmacia del centro, podían considerar llevarme con ellos hasta la primera parada del viaje, o más allá si demostraba buen comportamiento en ese tramo.

Si no conseguía volver con suficientes medicamentos... bueno, me dieron a entender que no me molestara en volver y, sobre todo, que no me molestara en seguirlos.

Preferí entrar en el centro de noche: no porque fuera a estar menos vigilado, sino porque creía que la oscuridad podía darme alguna ventaja para moverme con libertad.

Me equivoqué, claro. Estoy completamente seguro de que nadie me delató: simplemente, el sigilo me fue esquivo, fui visto y comenzaron a cercarme.

Conseguí llegar a la farmacia sin que me atraparan y logré colarme a la bodega subterránea por una ventana que alguien dejo abierta al descuido.

No contaba con que el techo de la bodega fuera tan alto y, la verdad, esperaba encontrar la bodega sin ocupantes.


En fin, cuando las cosas se van al carajo, lo hacen en grupo, ya se ve...

--- o ---

Este relato fue creado como introducción de mi relato interactivo "Forrajeo", por lo que continua en su página web. Como trabajo interactivo, participó en la V MIni Comp, competencia en la que ganó en primer lugar como Mejor Aventura.

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