domingo, 10 de junio de 2012

Duna: más allá de la ciencia ficción.

La reciente muerte de Ray Bradbury me ha hecho revisar la lista de obras que he reseñado en este blog.

He podido constatar, con algo de vergüenza, que no he comentado varias obras fundamentales de la ciencia ficción y la fantasía: verdaderos clásicos de esta rama de la literatura.

Así pues, en lo que espero que se transforme en una larga serie de artículos ;-) pasaré a comentar varios libros que han dejado huella en la literatura universal, comenzando por Duna (Dune) del norte americano Frank Herbert.

La narración se sitúa en un futuro distante: la humanidad se ha expandido por el cosmos, con varias interesantes premisas para plantear el argumento.

La forma de gobierno imperante es claramente feudal, con familias reinantes a cargo de uno o más planetas, lideradas por una dinastía imperial, todas balanceando entres sí su poderío bélico bajo la premisa de aniquilación mutua garantizada.

La tecnología está en un grado altísimo de sofisticación, liderado por los pueblos Tleilaxu e Ix, pero con la ausencia total de elementos informáticos, tras una cruenta "guerra santa", la Yihad Butleriana, que borró a las "máquinas pensantes" y la esclavitud en que tenían sumida a la humanidad (auspicioso para nuestros tiempos ¿no?).

El comercio es llevado por la CHOAM, un consorcio monopólico absoluto que se apoya a su vez en un monopolio también absoluto de la Cofradía Espacial, un gremio de pilotos y naves espaciales.

Una hermandad femenina, la Bene Gesserit, guia desde las sombras todas estas fuerzas, en pos de conseguir (con cruza genética selectiva) una especie más evolucionada. Su meta es el advenimiento de un hombre, el Kwisatz Haderach, cuyos poderes mentales trascenderán el tiempo y el espacio.

Y en el centro de todo, el planeta Arrakis, Duna: un mundo árido y desértico, el único lugar del universo conocido donde se extrae la especia melange, un compuesto semi orgánico que prolonga la vida y cohesiona al Imperio, ya que sin la especia los Navegantes no podrían guiar a sus naves por el espacio en forma instantánea...

He aquí que las familias reinantes Atreides y Harkonnen van a finalizar su antagonismo de siglos, pues el emperador ha cedido a los Atreides la explotación de la especia. Las luchas e intrigas bizantinas no tardan en desencadenarse, sutil y luego violentamente, en Duna y fuera del planeta, para determinar el periplo del heredero Atreides, Paul, que intentará recuperar sus derechos desde el seno de los Fremen, nómadas de Dune a los que nadie ha tenido en cuenta... hasta ahora.

Es entre los Fremen que Paul encontrará su verdadero destino, más allá de los designios de su familia, del Imperio, o de la Bena Gesserit, quienes ven en este heredero el fruto final de su programa genético. Los Fremen, un pueblo que tiene una historia tan larga y profunda como las de las fuerzas políticas y económicas que los rodean, una nación que posee sus propios mitos. Todos ellos llevarán a Duna a un destino nuevo, que no está previsto por nadie, ni por ellos mismos...


Cuando leí está novela estaba comenzando mis estudios de ingeniería y tenía no pocas obligaciones que llenaban mi tiempo y mi mente. Sin embargo, este libro abrió mis ojos a muchas realidades de la historia y del presente que de otro modo puede que no habría notado si acaso mucho más tarde.

No siendo un ensayo, el relato plantea al lector muchísimas ideas y reflexiones sobre la naturaleza humana, nuestra relación con el entorno natural, la economía, la política y la religión, cuya enunciación exceden mi propia capacidad literaria para expresarlas en algo parecido a una síntesis y ciertamente no en un sólo artículo en este blog.

Puedo decir, sí, que el ritmo del relato es progresivo, partiendo de lo pequeño y elevándose luego a lo más grande, repitiendo este ciclo contrastante una y otra vez según progresa la narración.

Los personajes, todos ricos en matices aunque con antagonismos y protagonismos muy claros, son el motor del relato y nos dejarán vívido recuerdo, incluyendo el propio paisaje de Duna, que el autor sabe describir y hacer parte integrante de la emotividad de la narración.

La trama, por último, es envolvente y fascinante, pese a que a ratos los hilos argumentales llegan a una complejidad no menor.

¿Que si recomiendo este libro?

Si les gusta la literatura, sí. Y si no les gusta la literatura, entonces lo recomiendo aun más...

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