“¡Vamos, papá!”, me grita mi hijo y, sin darse vuelta para ver si lo sigo o no, parte escalera arriba por la acrópolis de Ek Balam, un sitio arqueológico en la riviera maya.
Cuando les mostramos videos en Santiago los niños estaban algo indiferentes, por lo que me sorprende el entusiasmo del chico y voy tras él; con algo más de cuidado, pero feliz.
Llegamos al altar del jaguar y vemos todo desde lo alto: la selva, los palacios, la gente, tan pequeñita... y la empinada escalera de bajada.
Nos miramos. “¡Vamos!” dice riendo el niño, y desciende.
Lo sigo.
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lunes, 14 de abril de 2014
Escalera
Publicado por Incanus en 14:55
Etiquetas: costumbrismo, Mi ficción
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Agradable lectura.
ResponderEliminarUn saludo.