lunes, 31 de mayo de 2010

La Pajita Más Corta

Oficina del Guardia en Jefe, Nivel Superior de la Pirámide, 3 A.M.

Se restregó los ojos por quinta vez en la última hora.

El sueño estaba empezando a hacer mella en su concentración, pero no podía permitirse el sueño aun: había que terminar con las asignaciones del día de mañana, y era su responsabilidad, como jefe de la Guardia, el tenerlas listas para distribuirlas a primera hora... dentro de poco más de tres horas.

Su responsabilidad.

Después de todas las idioteces que había hecho para ser relegado a este nivel de la Pirámide...

Considerando lo que había hecho desde entonces, su "comportamiento ejemplar"...

Sabiendo todo lo que le faltaba por hacer para que tal vez lo dejaran bajar de vuelta allá abajo, donde seguiría teniendo pesadas cargas durante el resto de su vida, siempre bajo sospecha...

Mientras más lo pensaba, más se convencía de que todo empezaba y terminaba justamente en eso: las responsabilidades que todo el mundo tenía en la Pirámide, las que alguna vez descuidó y que ahora se esforzaba por recuperar.

Bueno, eso y la libertad, con sus limitaciones, pero libertad al fin y al cabo, de la vida allá abajo: poder trabajar, comer y dormir en horarios normales... y no tener que estar hasta vaya uno a saber qué hora con estas tristes y aburridas planillas de todos los días:

"Asignación de Turnos de Trabajo"

"Revisiones de Desempeño"


"Solicitudes de Aprovisionamiento"


y diez más como ésa. Selló con un timbre la penúltima planilla y tomó la última... la más desagradable de todas, aunque entendía perfectamente su necesidad.

"Asignación de Expedición de Forrajeo"

Nunca tuvo que participar en alguna ("buen comportamiento" y todo eso), pero sabía que los demás prisioneros las veían como una forma de castigo severo; no pocos, al despertar en las celdas de salida, habían preferido suicidarse antes que salir Afuera.

Considerando las historias que contaban los que volvían, Afuera no era agradable. De hecho, salvo los casos irremediables, después de su primera Salida, los prisioneros se volvían casi irreconociblemente dóciles y colaboradores.

Salvo los casos irremediables. A esos, se los hacía Salir hasta que sencillamente no volvían más... lo que siempre pasaba, más temprano que tarde.

Justamente, el último "irremediable" había tenido el mal gusto de no regresar ayer, así que había que escoger a otro desgraciado para que tomara su lugar... y en esta ocasión, ya tenía visto el candidato hace semanas: violento, irrespetuoso, insensible, un patán y cabrón hijo de...

Tuvo que serenarse. Él mismo alguna vez fue un prisionero y solo su "buen comportamiento" le permitió llegar a donde estaba ahora... donde podía aspirar a tener alguna esperanza de volver abajo.

Para este otro, en cambio, ahora solo había una salida: Afuera.

Selló la planilla, la puso con las demás en el ducto de mensajes y apagó, por fin, la luz. Su cama, dura como una piedra, le resultó comodísima y la oscuridad absoluta, un arrullo...

--- o ---

Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "Afuera", por lo que continúa aquí.

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