Es un día tranquilo en La Llanura.
Salvo algunas nubes, seguidas de un cortejo de Flotadores, el cielo está casi enteramente despejado y de un hermoso color violeta.
Hasta donde alcanza la vista, puedes ver el pasto Grafeck, meciéndose suavemente con la brisa. La luz crea reflejos en oleadas sinuosas...
azul...
celeste...
calipso...
Respiras hondo, llenándote de ese delicioso aroma agrio y ácido. Tomas un poco de pasto y lo masticas despacio. Satisfecho, comienzas a avanzar, buscando grupos de tallos más altos, los que vas cogiendo y colgando en tu brazo libre.
No has avanzado mucho cuando, a lo lejos, escuchas un silbido agudo, que te hiela la sangre.
Cazadores... en algún lugar delante tuyo.
Sabes que sería inútil salir corriendo, por lo que te inmovilizas y esperas, agazapado, a que se acerquen más. Apenas tienes que esperar: muy pronto, sientes el aroma dulzón y cálido de los Cazadores, y el ruido del pasto bajo sus pisadas... un ruido cada vez más cercano y más fuerte... pero se trata de un Cazador solitario - e incauto.
Pues, detrás tuyo, sientes el olor inconfundible de El Protector... y tu miedo desaparece.
El Protector pronto pasa cerca tuyo sigilosamente, sin apenas dirigirte una mirada. Lo ves alejarse velozmente, siguiendo sus sentidos, en la dirección del Cazador, cuyo olor es aun más intenso.
Te levantas un poco para ver el desenlace, pero es lo de siempre: un movimiento brusco del pasto, el crujido de unos huesos... y luego el sonido de un cuerpo siendo arrastrado entre los tallos.
Una vez más El Protector ha acudido cuando se le necesita. Recitas ritualmente las palabras de agradecimiento aprendidas a los Ancianos:
"El Protector ahuyenta a los Cazadores.
El Protector siempre está cerca.
El Protector vigila de noche.
El Protector vigila de día.
El Protector nos cuida.
El Protector es el mejor amigo de la aldea.
La vida era difícil antes de El Protector."
Suspiras. La Llanura siempre es un lugar seguro y muy rara vez los Cazadores se aventuran en ella... ya que nada escapa a El Protector.
Nada.
Más tranquilo, prosigues tu labor. El olor del Cazador muerto servirá por hoy para ahuyentar a los Cazadores que rondan la Llanura.
Mientras te alejas con tu carga hacia la Aldea, vas con el corazón ligero. Has cumplido tu tarea; ya le tocará a otros la labor de recolección y, ellos, como tú, contarán con la ayuda de El Protector.
Recitas una vez más la sabiduría de los Ancianos:
"El Protector nunca exige nada...
pero, a veces, debe descansar.
El Protector duerme por poco tiempo...
pero debe ser despertado."
Te ríes confiado, pues piensas que "eso no va a pasar mañana".
No lejos de ahí, El Protector, finalmente vencido por el cansancio, se duerme.
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Este relato fue creado para la publicación de mi relato interactivo "El Protector", por lo que continúa aquí.
lunes, 31 de mayo de 2010
Un día en La Llanura
Publicado por Incanus en 10:28
Etiquetas: ciencia ficción, ecología, El Protector, extraterrestres, fantasía, Mi FI, Mi ficción
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