"Bueno ¡nos vemos en la próxima sesión!", dice en un tono (espera) alegre y cierra la tele conferencia... para dar un suspiro un tanto cansado.
Como muchos de sus pacientes estos días, el que acaba de atender sobrepasó hace ya semanas su capacidad de soportar el encierro sin estar medicado: está ansioso, detesta y hasta teme el tiempo libre después del trabajo, para no hablar de los fines de semana, que ya le resultan un verdadero calvario.
Para complicar las cosas, el paciente no ha logrado encontrar mecanismos alternativos de relajación o acaso distracciones con las que sobrellevar el obligado confinamiento de estos tiempos de pandemia; además, vive solo... lo que a la postre y en su caso es hasta preferible.
Sus últimas sesiones, por otra parte, han revelado algunas señales más bien perturbadoras: el paciente de pronto ha perdido el hilo de la conversación y se ha quedado con la mirada perdida, como si estuviera durmiendo con los ojos abiertos. Intentar saber qué le ha pasado no ha conseguido sino perturbarlo, ya que no pareciera recordar nada de lo que ha ocurrido, creyendo incluso que le estaban tomando el pelo.
Revisando sus notas, comprueba que, de los 10 pacientes que está tratando en este momento, sólo tiene otro caso semejante a éste: sin embargo, esa persona estaba siendo tratada por depresión y sus síntomas fueron muy puntuales y mucho más leves, distando bastante del caso del paciente que en verdad ya le preocupa.
Mientras escribe un correo de interconsulta a un colega, decide que, salvo alguna contraindicación en la literatura, para la próxima sesión intentará alguna forma de hipnosis para generar una respuesta adaptativa y, si eso no funciona, iniciará una terapia de medicamentos junto con un régimen de ejercicios de "cardio" y de meditación...
...seguido de un período de internación clínica, si todo eso fallara.
No ha acabado de enviar el correo cuando la señal de llamada se escucha para comenzar la sesión de su otro paciente de hoy.
Sonríe: es una sesión grupal; una familia que, pese al agotamiento y el agobio con el encierro, mantienen intactos su afecto y cariño, una de las pocas cosas que la pandemia y el encierro no han logrado destruir.
Todavía...
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Este relato fue creado como introducción de mi relato interactivo "Encierro", por lo que continua en su página web.