domingo, 4 de marzo de 2018

Starship Troopers: si vis pacem, para bellum

Continuando con mis sección de relatos clásicos de la ciencia ficción, en esta ocasión comentaré la novela "Tropas Espaciales" (Starship Troopers) del escritor estadounidense Robert A. Heinlein.

El relato sigue las peripecias de John "Johnnie" Rico, que se ha enrolado en la infantería móvil de la Federación.

Cabe aquí describir algunos aspectos de la sociedad en que vive (con perdón a los puristas, en adelante) "Yoni":

  • La sociedad está dividida en estamentos militares y, bueno, no militares.
  • Mientras está en servicio, el personal militar no tiene derecho a voto.
  • Una vez concluida su participación militar, la persona obtiene el derecho a voto: se ha ganado (y a pulso, vamos) su ciudadanía.
  • El resto de las personas que aun no han cumplido con este requisitos son "meramente" civiles: con ciertos derechos... pero no el derecho a voto.
¿Curioso, no? Para "Yoni", en cambio, este es el ethos de su sociedad y ha sido educado según eso y un par de preceptos más bien básicos:

  • Nada tiene valor si no se obtiene con esfuerzo
  • Una persona puede asumir responsabilidades (y los derechos asociados) sólo en la medida de que puede responder por ello.
"Yoni" tendrá ocasión de reflexionar (y vivir en carne propia) todo eso mientras cumple con su servicio militar (estrictamente voluntario). El proceso es sumamente arduo (física y psicológicamente) pero esta adversidad hará madurar a "Yoni" y le imbuirán al mismo tiempo ese inefable esprit de corps con el que sólo cuenta un ejército verdaderamente profesional.

El periplo de "Yoni" no termina pronto, pues durante su instrucción se ha declarado la guerra con una especie extraterrestre de insectos tanto o más territoriales que los seres humanos. Deberá, pues, participar en el conflicto y asumir, según su madurez se lo permite, mayores compromisos y responsabilidades: "Yoni" decide participar en el programa de formación de oficiales para aprender (entre otras cosas) a hacerse cargo de más vidas que la suya propia.

Y vivir con las consecuencias.

A lo largo de la narración, el autor se ocupa en exponer y reflexionar sobre aspectos cruciales de la vida en sociedades civilizadas, incluyendo, además de lo arriba expuesto, temas más bien peliagudos como la pena capital y la delincuencia juvenil.

¿Estamos frente a una apología de las ideas del autor? Sin duda alguna, y pese a los premios que este relato ha recibido, esta es merecidamente la obra más controversial del autor, si  no de la ciencia ficción del siglo XX.

Porque, en definitiva, la sociedad descrita en la novela podría ser llamada una utopía militar o una distopía civil, según el punto de vista... ¿o no?

Esta novela es absolutamente recomendable para toda clase de público (excepto infantil). Si el lector, por otra parte, no está de acuerdo con el "par de preceptos más bien básicos" arriba descritos, entonces la lectura de esta novela se vuelve casi obligatoria, si no urgente...

martes, 20 de febrero de 2018

Móngolors: ésta no es de conejitos...

En esta ocasión, como no es lo habitual, reseñaré un cómic: la tira cómica "Móngolors" del autor chileno Francisco Muñoz.

Si bien esta tira se publica en el diario "La Hora" desde hace ya algunos años, la verdad es que comencé a leerlo y apreciarlo a partir de su página en facebook.

Por esas cosas de la vida, en una reunión de ex-alumnos de mi colegio (30 años ya...) me encontré con Francisco y, a raíz de algunos comentarios, deduje "astutamente" que (para mi sorpresa) él era el autor del cómic. Mi cara de estupor en ese momento tiene que haber sido digna de una caricatura...



Dicho eso, entremos en materia. "Móngolors" trata de unos animalitos bastante humanizados y de sus vivencias diarias: algunas son cotidianas y más bien reconocibles cuando no modernas, mientras que otras, bueno, son delirantes y propias de cosas que sólo pueden pasar en un cómic.


En todas las tiras que he leido se respira un humor a ratos travieso, a ratos negro, a ratos gozosamente surrealista, destacándose por sobre todo (al menos así lo veo) lo importante que resulta para sus personajes (y para nosotros, vamos) ver el lado bueno que tiene lo malo de la vida... o lo malo de ver sólo lo bueno de la vida... o simplemente que la vida no siempre es de color de rosa, ni negra, ni de ningún color en particular. La vida, simplemente, ES y la única forma de sobrellevarla es no tomarse todo demasiado en serio todo el tiempo.

Y para esa ¡tan necesaria! levitas nuestra de cada día, "Móngolors" viene como anillo al dedo.


En particular, las secuencias sobre las peripecias de un padre soltero y su hijita (no tan) pequeña son verdadera joyas de refexión sobre la crianza en estos tiempos, labor que no es fácil ni siquiera en un cómic...



Lectura abslutamente recomendada para los que quieran reirse un poco de nuestros pequeños y grandes problemas de cada día... y de algunas locuras que no estaría mal que nos pasaran a todos de vez en cuando.

Ahora, si usted es un lector que estima que hay cosas demasiado serias para tomarlas para la risa, entonces este cómic va doblemente recomendado...

sábado, 17 de febrero de 2018

Nación: comenzando de cero

Para comenzar, pedir disculpas a los que leen este blog ("alguien debe hacerlo") por mi larga ausencia en estas páginas, pantallas o como sea...

Dicho esto, en esta ocasión reseñaré la novela "Nación" (Nation) del autor británico Terry Pratchett.

Pratchett es famoso por su saga de humor y fantasía "Mundodisco" (Discworld) pero también escribía novelas independientes, la mayoría en clave de humor como la presente.

"Nación" comienza en un planeta casi-casi como el nuestro, en un mundo en que las colonias americanas inglesas no llegaron a independizarse; acaba de publicarse "El origen de las especies" de Charles Darwin, pero el vendaval de ese libro es casi una nota al pie de página de este relato.

He aquí que una pandemia de influenza rusa acaba de diezmar a la familia real inglesa, al punto de que 137 de sus miembros en la linea de sucesión han perecido: sobrevive Henry Fanshaw, gobernador de las posesiones inglesas en Oceanía... y su hija Ermintrude, abandonada en la isla Nación tras un tsunami que hundió la embarcación en que viajaba sin su padre, salvándola (es un decir) de un motín a bordo.

Ermintrude no está sola en la isla. Pronto encontrará a Mau, un nativo cuyo pueblo ha sido totalmente destruido por el tsunami; Mau sobrevive al estar lejos de su isla durante su rito de iniciación, dejándolo con culpa de superviviente y con una profunda desconfianza en sus creencias religiosas.

Luego llegan a la isla otros náufragos del desastre, más cercanos en cultura y creencias a Mau que a la chica inglesa, que en forma muy cómica y equívoca comienza gradualmente a entenderse con los nativos, colaborando con ellos para sobrevivir. La naturaleza no es el único obstáculo a superar: el tsunami ha acabado con todos los nativos y pronto queda claro que Nación no era una isla abandonada, deshabitada... ni pacífica.

Mau y Ermintrude, jóvenes y con escaza experiencia (en casi todo), comienzan a tomar decisiones morales crecientemente complejas y difíciles, sin más guia que su naciente aunque accidentada (je) amistad y todo el sentido común y buenas intenciones que dos muchachos desarraigados pueden tener.

Como en muchas de sus novelas, Pratchett da mucha importancia al azar y la voluntad (buena y mala) de sus protagonistas, que cometen los errores propios de su edad, su limitada experiencia y su escazamente formada noción de lo bueno y lo malo: es precisamente un elemento crucial (y fascinante) del relato el ver como los protagonistas se manejan en las difíciles circunstancias que les toca vivir, creándose su propio conjunto de reglas y de valores para salir adelante...

...siendo fieles a sí mismos, pues no hay adultos que puedan o quieran guiarlos en el proceso.

La perspectiva presente en "Nación" es optimista frente a otros relatos como "El señor de las moscas" (Lord of the Flies) de William Golding, pues el humor de Pratchett desborda en cada página de este entretenido libro.

Lectura muy recomendable para los que gustan del humor, los relatos de aventura y de la transición a la vida adulta.

Si, por otra parte, el lector cree que empezar de cero en una isla desierta es la solución a los problemas de la vida, entonces esta novela va doblemente recomendada.