El relato de misterio tiene aparición frecuente en este blog, como también la novela histórica, géneros ambos que gustan mucho a quien esto escribe; tanto más cuando se aunan en una misma narración.
Fruto de esas preferencias es mi lectura de la novela histórica de misterio "La ciudad eterna" del autor chileno Guillermo Pilgrim, que paso ahora a comentar.
La historia (valga la redundancia) nos situa en el año 62 DC, en la Roma imperial, siendo Nerón el emperador. El relato comienza con el descubrimiento de un cuerpo mutilado, abandonado en un callejón de la Subura, enorme y sobrepoblado barrio bajo de la ciudad. El hecho no es de por sí novedoso, pero he aquí que la víctima es una joven patricia y esto cambia las indagaciones que en un caso así deben hacerse.
Acuden pues al lugar dos singulares personajes, los protagonistas de esta novela: por parte de la cohorte urbana, la policía del imperio, llega primero Lucius Geminius Celsus, exlegionario, ciudadano romano clásico y ejemplar; por su cuenta y con motivos que luego se han de esclarecer, está también Cornelia Merga Ocella, de profesión médica, una mujer inteligente, independiente y que aporta cuotas de misterio a una situación ya de por sí ensortijada.
Con titubeos al principio, Lucius y Cornelia llevan juntos la investigación para esclarecer el brutal asesinato. Las pesquisas sin embargo los llevarán pronto a lugares y situaciones que poco y nada tienen que ver con el crímen, la víctima o los sospechosos: el naciente cristianismo, las intrigas de poder de la época, los intereses, trabajos y penas de ciudadanos libres y sus esclavos, las ambiciones de los diversos funcionarios del imperio, todo ello configura un paisaje confuso, fascinante... y letal, pues Roma es una ciudad que parece tener vida propia y que para subsistir necesita devorar cuando no destruir.
El autor mantiene un ritmo ágil, con una prosa sencilla pero que no descuida los detalles para situarnos completamente en la época del relato. Pasearemos así por la ciudad y sus rincones, sus gentes, su ajetreo, luces y sombras; pronto nos sentiremos sumergidos en esa Roma antigua, donde todo está en su sitio y sin embargo nada es como parece, lo que genera una sensación de inquietud constate.
Agreguen a eso la trama propiamente tal que (Roma aparte) es en efecto un relato policial de tomo y lomo, cuya tensión se va construyendo de a poco hasta lograr cotas de verdadero thriller, una vorágine que por momentos nos hará querer dejar de pasar página...
...pero no podremos: la novela atrapa el lector hasta conducirlo al desenlace, que no es en verdad un final, pues los acontecimientos han desbordado completamente el crimen que dió lugar a la investigación. Lo que resultará de ese crimen y de quienes estaban involucrados entrará en la posteridad, ese océano del devenir humano en que los personajes del relato (y nosotros mismos) somos apenas unas gotas.
Esta novela es el primer trabajo de ficción de Guillermo Pilgrim, pero ya puede vislumbrar el lector cómo me ha gustado la opera prima de mi compatriota. El hecho de que el escritor haya preferido el anonimato de un seudónimo agrega para mi una cuota de curiosidad extra, por lo que, cualidades del relato aparte, ciertamente estaré atento a sus futuras publicaciones.
Los invito entonces a que también lean esta novela para que, como yo, puedan entrar en un mundo antiguo pero perfectamente reconocible, pues lo que mueve a estos personajes persiste aún en nuestros tiempos, supuestamente modernos y más evolucionados.
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