Como comenté en otra oportunidad, la mayoría de mis lecturas estos días son en medios electrónicos, fundamentalmente mediante dispositivos de lectura de e-books.
La excepción a esto, aparte compras hechas en alguna feria o en viajes, es cuando alguien tiene a bien regalarme un libro, cosa que siempre es bien recibida, más aun cuando el libro es de una narrativa tan de mi gusto como es la ciencia ficción.
Precisamente, este fin de semana he celebrado mi cumpleaños y mi compadre Carlos tuvo a bien obsequiarme con un ejemplar de la antología "The Draco Tavern" del autor estadounidense Larry Niven y que ahora paso a comentar, ya que me la he devorado en un par de días.
Se trata de una colección temática de relatos, escritos entre 1977 y 2006, en los que se narran diversos episodios acontecidos en la dicha taberna, mezcla de puerto espacial, hotel y bar, que opera como el punto de entrada de la Tierra para múltiples especies extraterrestres que están de paso por nuestro mundo.
El complejo está ubicado en Siberia y es regentado por Rick Schumann, un emprendedor que prácticamente vive en el lugar y que sirve como narrador subjetivo de los cuentos. La mayor parte de las tareas de este particularísimo barman consisten en mantener y surtir los requerimientos de sus parroquianos, tanto los alimentarios (letales, de haber alguna confusión) como los de índole, digamos, metabólica. Si bien en esto cuenta con la ayuda de los Chirpsithra, extraterrestres que actuan como pilotos y navegantes para todos los visitantes, lo cierto es que no siempre están a mano y muchas veces "el patrón" debe ingeniárselas para mantener el orden...
...que se dice pronto: cada especie tiene sus propios códigos de comportamiento, motivaciones, necesidades y capacidades, con una tecnología y sobretodo psicología que la mayor parte del tiempo sobrepasa los posibles del personal terrestre que, superado el primer contacto, se las ve y se las desea para tratar de asimilar cuánto puede aprender de sus invitados, pero especialmenet hasta qué punto ese conocimiento es en verdad bueno o acaso deseable para la humanidad.
En la tradición más excelsa del género, el autor usa estas narraciones breves para explorar los grandes y más profundos elementos de la condición humana. Niven aplica su sentido del humor y su fina ironía para mostrarnos que las soluciones fáciles no existen y que todo requiere tiempo, tino y trabajo, especialmente si uno atiende seriamente a un par de sus famosas leyes:
- La ética cambia con la tecnología.
- El único mensaje universal en la ciencia ficción: existen mentes que piensan tan bien como tú, pero de manera diferente.
Los protagonistas humanos de estas historias están en efecto constantemente descubriendo lo poco que entienden del universo (cosa normal) pero más a menudo lo mucho que no entienden de sí mismos (cosa más bien triste) y es justamente la gracia de estos relatos el que tenga que venir literalmente un extraterrestre a mostrártelo...
Excelente, amena y sumamente recomendable lectura para quienes gustan de la ciencia ficción tradicional, que no se agota como fuente de entretenimiento, reflexión y sabiduría. Ahora bien, si el lector no gusta de la ciencia fición, pues estima que para meditar sobre lo humano hay que ir a otras fuentes, estos relatos entonces van doblemente recomendados.
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