Hace un par de semanas salí a caminar por mi barrio al caer la tarde: tenía un dolor de cabeza más bien persistente y no quería tomar analgésicos, que a veces se ensañan con mi digestión.
Fue así que me topé con esta, digamos, intervención artística urbana, improvisada sobre una señal de tránsito en la calle.
Son apenas unos trazos de pintura y encierran sin embargo un consejo sencillo aunque importante: hay que saber detenerse, sobre todo si se quiere vivir la vida con algo de sosiego.
Una muestra más de la sabiduría de la gente, buscando nuevas formas de expresión.
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