domingo, 7 de junio de 2020

Efímeras: partículas en un espacio cerrado

Siguiendo con las reseñas de literatura de ficción, paso a comentar la novela de ciencia ficción "Efímeras" (Mayflies) del autor norteamericano Kevin O'Donnell Jr.

El relato ocurre en un futuro no demasiado lejano, en el que la Tierra está llegando a un punto crítico de sostenibilidad para la especie humana: plagas, falta de alimentos, sobre población, contaminación y guerras. La situación es tan grave que, en un esfuerzo concertado de varias naciones, se ha decidido lanzar al espacio un misión de preservación de la especie: miles de pasajeros a bordo de un asteroide hueco, el Mayflower, en un viaje de varios años a una estrella con un planeta posiblemente habitable.

Si la selección de pasajeros es un desafío no menor, encontrar la respuesta al "control de misión" es un problema mayúsculo: se necesita una inteligencia avanzada, que pueda afrontar los posibles imprevistos del viaje y gobernar a la población de viajeros, sin caer en los errores que han sido la causa original del viaje. Descartando, pues, el mando humano, se opta por una inteligencia artificial... o casi: las computadoras de la época no están a la altura del desafío, por lo que se llega a una solución híbrida; un cerebro humano recientemente fallecido, re programado según los parámetros y alcances de la misión.

Y he aquí que el Mayflower iniciará su largo viaje hacia lo desconocido, para comenzar a tropezar al poco andar, pues un accidente cósmico daña el impulso de la nave, sin que el "cerebro" a bordo pueda re conectarlo, ya que producto de la falla ha ocurrido los impensable y la mente del comandante de la misión se ha fragmentado en tres personas diferentes:

  • la I.A. originalmente programada, que  puede acceder a todos los mecanismos de la nave excepto para restaurar la máxima velocidad
  • la personalidad consciente, emocional y completamente humana del "donante" del cerebro, Gerard K. Metaclura, que tiene un dominio precario de los sistemas a bordo
  • el subconsciente de Metaclura, que puede hacer en segundo plano varias tareas... siempre que estas sean de hecho conocidas y dominadas por la persona del James consciente
A resultas de este desbarajuste "bio informático" el viaje va a extenderse por generaciones, para espanto y desequilibrio de los pasajeros, que no están preparados psicológicamente para un desafío de tal magnitud. Esto traerá problemas y (ejem) ajustes en la convivencia a bordo, dando a lugar a sucesivas sociedades y generaciones humanas, cada una con motivaciones y desafíos propios de su madurez, según el tiempo de misión... y según se desarrollan los acontecimientos dentro y fuera de la nave.

Por una parte, la historia de la Tierra ha dado varios giros un tanto drásticos, lo que ciertamente afecta a los pasajeros. Por otro lado, las tres personas al mando no están totalmente de acuerdo en cómo debe llevarse adelante la misión, dando lugar a un conflicto prolongado y complejísimo (invisible a los pasajeros) por el control de los sistemas a bordo. Y por último, está el detalle de las inteligencias diferentes a la humana, a las que el Mayflower no pasa desapercibido: seres que deambulan por el espacio, con intenciones no siempre del todo altruistas.

Todo esto lo vemos desde las perspectivas tanto de las sucesivas generaciones de pasajeros como desde el punto de vista de Gerard K. Metaclura, a quien su plena humanidad, su falta de corporeidad y su dilatada vida terminan por dotar de una conciencia, valores y expectativas del todo distintos de los objetivos de la misión y de sus pasajeros, a los que estima ora admirables, ora preocupantes. Gerard considera a sus pupilos de vida breve, sus "efímeras", unas criaturas caprichosas de las que aprende a desconfiar y que, pese al paso del tiempo y su desarrollo y crecimiento como sociedad, no considera (al margen de la tecnología disponible) que realmente merezcan el destino que originó el viaje: perpetuar su especie como señores de un mundo nuevo.

Este es un excelente relato en la mejor de las tradiciones de la ciencia ficción, ya que a partir de una premisa y ambientación futuristas nos lleva en cambio a reflexionar sobre cosas concretas y siempre vigentes: nuestra historia, nuestra naturaleza humana y las posibilidades y desafíos que plantean nuestra existencia en comunidades grandes o pequeñas, más o menos cerradas, donde el respeto y el ajuste a lo diferente, así como la cooperación en la diversidad, son en definitiva la clave para sobrevivir y crecer.

Una lectura muy recomendable, especialmente en momentos en que el aislamiento puede sentirse como un viaje muy largo.

4 comentarios:

  1. Estupendo libro. Me encantó cuando lo leí, harán ya unos 20 años.

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  2. Yo lo estoy releyendo en inglés: tiene giros interesantes, más que nada por la jerga. Sigue gustándome tanto como cuando lo leí en su edición de Minotauro en Español, hará unos 18 años.

    [INCANUS]

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  3. Con esta descripcion , me invita a leer el libro sí o sí. Gracias por compartirlo.

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  4. Nada más grato para un escritor (de reseñas de obras de otros, pero escritor al fin) que saber que lo publicado invita a la lectura.

    Muy agradecido,

    [INCANUS]

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