Sean creció en un hogar hollywoodense, ya que su madre es Patty Duke y su padre (adoptivo) John Astin, ambos actores con amplio oficio tanto en televisión como en cine.
Con semejante entorno, no es de extrañar que la actuación atrajera desde temprano a Sean: en efecto, hizo sus primeras armas (e incipiente fama) en "Los Goonies" (The Goonies), una película de aventuras infantil de cierta repercusión.
A partir de ahí Sean no tuvo dudas y comenzó su camino para convertirse en un actor profesional, pero con un sentido más práctico que artístico: el libro muestra cómo las decisiones de Sean van orientadas, desde su particular punto de vista, a hacer del cine un trabajo válido para ganarse la vida más que un vehículo per se a la fama y el estrellato... cosas nada despreciables por la seguridad laboral que traen, pero que (por sí solas) no traen pan a la mesa, ni permiten fundar un hogar para no hablar de sostener una familia.
Asistiremos así mediante la lectura del libro a los primeros y esforzados pasos de Sean por el cine, hasta lograr su primer papel significativo como actor adulto en "Rudy" (Rudy), sobre la vida de un deportista cuya trayectoria de esfuerzo y sacrificio son para Sean un reflejo de su propio periplo profesional.
Llegamos entonces a la parte central del libro y a la que más páginas dedica en cuanto a experiencia, reflexión y aprendizaje: su participación en la trilogía de "El Señor de los Anillos" (The Lord of The Rings) en su papel de Samsagaz Gamyi.
Empezando por su llegada al papel y siguiendo luego con la filmación de cada una de las películas, veremos el proceso de aprendizaje y madurez del autor, lidiando una y otra vez con dos elementos absolutamente esenciales de su personalidad: su vanidad, inevitable ítem en cualquier actor... y su conocimiento de sí mismo, particularmente sus propias limitaciones como actor. Ambos aspectos le harán trabajar no poco a lo largo de la filmación y serán, sin embargo, absolutamente esenciales para su desempeño y posterior éxito en la trilogía.
Hay innumerables apuntes y anécdotas (a cual más sabrosa) de los esfuerzos de Sean para integrarse a la comunidad de actores amén de las exigencias de la dirección y la producción, a la par que hace malabares en su intento (fallido a ratos) de mantener íntegros su rol de hijo, esposo y padre.
La verdad es que llegué a este libro por curiosidad y obtuve de su lectura mucho más de lo que en principio esperaba. El libro, precisamente debido a las (en ningún momento ocultas) limitaciones del autor, es un verdadero homenaje al esfuerzo y trabajo honestos, lo que resulta particularmente interesante viniendo de un ambiente como el del cine de Hollywood, tan lleno de vanidades y escaso en sustancia. No es este el caso del empeño de Sean Astin, que una y otra vez pone los pies en el suelo, a veces a fuerza de grandes porrazos, pues su objetivo es algo tan simple (y complejo) como hacer de su actuación un trabajo serio: compatible con su vida familiar, redituable y ojalá estable... que se dice pronto.
Lectura sumamente recomendable para quienes quieren tener una perspectiva más humana y realista de esa máquina de sueños que es el cine comercial. Ahora bien, si el lector sólo quiere pasar el rato y deslumbrarse con la glamorosa vida de los actores de cine, este libro, con una ducha fría de complemento, van doblemente recomendados.
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