En otra reseña hice notar que (en general) no me gustan los pastiches, pues tienen la tendencia a ser "ni chicha ni limoná" como decimos en Chile: no se respetan o más bien se atropellan las claves de los géneros que se intentan amalgamar, con resultados acaso dispares cuando no derechamente decepcionantes.
No es, sin embargo, el caso de la novela "Orgullo y prejuicio y zombis" (Pride and Prejudice and Zombies), originalmente escrita por Jane Austen y adaptada luego a la temática de zombis por Seth Grahame-Smith.
Esta no es la primera (ni ha de ser la última) adaptación alternativa de los trabajos de Austen, pero siendo de las más recientes resulta, cuando menos, un tanto peculiar...
La narración nos sitúa en la tranquila población inglesa de Meryton, cuya paz bucólica se verá interrumpida por brotes de una plaga de muertos vivientes que está asolando la isla británica. Frente a semejante amenaza, no queda otra cosa por hacer que mantener la serenidad y la calma, para luego tomar armas y defender la honra y la vida como es debido.
En este cometido, las hermanas de la familia Bennett de Longbourn están a la cabeza de su sociedad inmediata, siendo ejemplo eficaz y decoroso de cómo protegerse ellas mismas y a sus semejantes de tales embates, evitando así la desagradable inconveniencia de volverse bestias descerebradas que sólo tienen como aspiración, irónicamente, la adquisición de cerebros ajenos por vía de la ingesta oral; rara vez con el consentimiento del donante, dicho sea de paso.
Elizabeth Bennet, la mayor de sus hermanas, es parangón, ejemplo y admiración tanto de su familia como de sus vecinos. Su empeño, sin embargo, se verá interrumpido y hasta perturbado por la llegada del caballero Fitzwilliam Darcy, cuyos modales arrogantes y su eficacia en el combate de los muertos vivientes traerán zozobra a la vida de "Lizzie", de por sí complicada con sus obligaciones familiares y sociales.
Comenzarán entonces una serie de lances (alternados) de cortejo y combate, en los que el señor Darcy y la señorita Bennet deberán enfrentar una serie de obstáculos para lograr estar juntos: el orgullo de Darcy, los prejucios de Elizabeth, amén de las presiones que implican las intrigas de las familias de ambos que desean (o no) la unión de los jóvenes... y de los monstruos que desean devorarlos a todos, sean de la familia que sean.
Estamos frente a un curiosísimo ejercicio de edición literaria, toda vez que la prosa de Austen se mantiene lo más intacta posible, salvo cuando Seth introduce su pluma irreverente para agregar la temática de muertos vivientes a lo que en principio es un relato romántico correctamente ambientado en el período de la regencia.
El resultado es una narración notable en su humorismo y horror, que sin llegar a la sátira o al morbo, nos mantiene en vilo con los encuentros y desencuentros de dos enamorados que deben superarlo todo y a todos (incluidos ellos mismos) para alcanzar su felicidad, digan lo que digan las convenciones sociales y la muerte que los rodean, a cuál más implacable.
Lectura sumamente recomendable, especialmente para solaz y disfrute en estos tiempos tan difíciles. Ahora bien, si el lector cree que hay cosas que no deben nunca ser tomadas en broma, la lectura de este libro va especialmente recomendada.
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